En cromatografía líquida, hay muchas decisiones que tomamos sin pensarlo dos veces. Damos por hecho que todo saldrá bien porque usamos buenos disolventes, tenemos una columna nueva y el método está optimizado. Pero… ¿has mirado últimamente el inyector?
Ese gesto tan simple —inyectar la muestra— puede ser el origen de más problemas de los que imaginas.
Lo que el cromatograma dice
Picos divididos, anchos o con altura variable. Ruido de fondo. Reproducibilidad irregular. Si ya has descartado fallos en la columna o en los disolventes, es momento de mirar al inyector y todo lo que lo rodea: desde la aguja hasta el bucle de muestra, pasando por la forma en que preparas y manipulas la muestra.
Y no hablamos solo de problemas mecánicos como fugas o capilares obstruidos. Hay otros errores menos visibles, pero igual de críticos.
Las claves que marcan la diferencia
- Disuelve bien… y en el disolvente correcto
Idealmente, tu muestra debe estar disuelta en la misma fase móvil que pasa por la columna en el momento de la inyección. Si eso no es posible, al menos asegúrate de que el disolvente sea menos fuerte que la fase móvil. Un disolvente con fuerza eluotrópica - superior puede alterar por completo el perfil cromatográfico.
- Limpieza exterior de la aguja: no es un capricho
En automuestreadores, la limpieza interna de la aguja suele estar asegurada. Pero el exterior, especialmente en muestras viscosas o a altas concentraciones, también necesita atención. ¿La solución? Usar viales de lavado adecuados para sumergir la aguja entre inyecciones y evitar contaminaciones cruzadas. - Muestra filtrada = sistema feliz
No te la juegues: filtra siempre. Usa filtros de jeringa de 0,45 µm para HPLC convencional o 0,2 µm para UHPLC. Esto previene la obstrucción de la aguja y de la frita de la columna. - Evita tomar muestra del fondo del vial
Los sedimentos invisibles se acumulan ahí. Si los arrastras, podrías estar inyectando partículas que comprometan tu análisis… y tu sistema. - ¿Sistema con presión extra? Puede ser culpa del inyector
Sellos desgastados, capilares con residuos, válvulas defectuosas… A veces, la presión alta no viene de la columna, sino del propio inyector. Revisa el estado de las piezas mecánicas y no dudes en cambiar lo que esté dañado.